Nehemías

La falta de comprensión se ha convertido gradualmente en una motivación central en la obra de Jacoby. Situaciones asombrosas, realidades distópicas, personajes excéntricos, conceptos ambiguos: cuanto más desconcertantes son las cosas, más se siente atraído por ellas y se regocija en su exploración. Lidiar con los elementos inaprensibles que se esconden a nuestro alrededor es lo que le da a su obra la misteriosa sensibilidad que busca.

Por mucho que el artista pueda ser crítico con un retrato ficcionalizado, inventado y sesgado de los demás, también cuestiona al documentalista distante que solo observa y no se deja afectar (emocionalmente) por el tema, ni incorpora sus propias opiniones. Jacoby cree firmemente que los artistas se reflejan inevitablemente en cada obra realizada y, consciente o inconscientemente, dan forma a su mensaje de acuerdo con sus puntos de vista personales. No existe tal cosa como un retrato objetivo.

Bajo la premisa de una realidad guionizada, Jacoby intenta relacionarse con las personas y elementos del marco que decide explorar y colabora para fusionar su voz con la de ellos. En lugar de darle voz a alguien, que a menudo es un gesto problemático, trabaja en diálogo con los demás para encontrar un punto medio negociado entre su punto de vista personal (y ciertamente parcial) y el que solo ellos podrían pensar. A través de este método se crea una nueva representación del sujeto que no es ni fiel ni inconcebible: es un retrato ficcionalizado realizado por los sujetos reales.

A lo largo de su estadía de tres semanas en la selva amazónica, Jacoby realizó visitas a las cascadas de Gocta y trató de desarrollar habilidades trabajando con arcilla y lana junto con artesanos locales, y en general participar en las diversas actividades comunales del pueblo. El objetivo final del proyecto, en su fase final, fue la de completar una obra cinematográfica - un cortometraje - que aglutina los materiales reunidos durante este viaje de investigación en una obra audiovisual, narrativa abstracta.