En su obra, Jeanne Jacob ahonda en el potencial de las contradicciones y tensiones de un espacio regenerativo. Sus protagonistas se encuentran en un estado de suspensión, inmersos en una atmósfera tranquila.
Estos ideales chocan y se mezclan con la experiencia de lo real, que es más emocional, más dudosa y más engañosa. Esta transformación está marcada por historias collage que, al no seguir una lógica lineal, evocan cuentos de cestas de picnic, narraciones en las que las historias que se comparten se nutren de lo que llevamos con nosotros.
Jeanne Jacob presenta un conjunto de obras que exploran con ternura un perpetuo desliz, aspirando a una dulzura radical hacia uno mismo, los demás y el entorno circundante.